jueves, noviembre 02, 2006

Bernales

Todo parecía desmesurado en Bernales. Su voz, sus acentos, su andar, sus gestos y, sobre todo, sus omisiones. Era un exceso en sí mismo, y me daba la impresión que aquello era precisamente lo que buscaba proyectar de si. Los defectos de los demás eran taras groseras, y sus virtudes, (que las tenía) verdaderos dones sobrehumanos, que Dios (quien más si no) los había puesto en él para enaltecer su figura. Así era Bernales. Pero también no era así. Y ese no ser así también era desmesurado y mucho mas, muchísimo mas delirante y siniestro. Porque a Bernales lo conocí ahora, pero lo había visto tantas veces como había intentado evitarlo durante años.
Lo ví por primera vez a comienzos de los años ochenta, hecho un bolchevique de zapatón y abrigo gris ejerciendo el oficio de la disidencia violenta en la primera universidad que llegué a pisar. Se pasaba el día instigando a los indecisos y levantando el brazo izquierdo con más rabia que convicción, mientras yo me dejaba embaucar por los ronroneos tibios de Maritain. No era el líder, pero sabía convencer a sus discípulos, si así se podía llamar al grupo de tres o cuatro imberbes que lo seguían y, sobre todo, subsidiaban en sus correrías por el café del campus. Al paso de un par de años y cuando fui conminado a retirarme de aquel frío edificio, Bernales ya cultivaba un agradable anonimato, perfectamente guarnecido por su grupo de admiradores, que ya había ascendido a siete o más enfurecidos imberbes, no recuerdo; y que fueron alguna vez detenidos por el Orden y la Ley. Bernales no. Y talvez ello se explique por lo que presencié la segunda vez que lo volví a ver.

9 comentarios:

Eulalia dijo...

Parece que ya vas recuperado de tu gripe, Solís.
Echo de menos el Pisco Sour (con mayúsculas que se merece) que tomé en Santiago.
Sigo más interesada que enterada sus escritos.
Un beso.

Solis dijo...

Eulalia: No se entere, interésese.
Un beso, aunque a Adriana no le guste mucho

Eleuterio Gálvez, el cónsul temerario dijo...

Sr. Solís:
Por ahí vamos mejor. No quiero polemizar con Ud., pero creo que estuvo bien amarrarlo con su editor; se puso las pilas y está publicando.
Saludos,
Eleuterio

Solis dijo...

Señor (?) Cónsul: Váyase Usted a la mierda

Eulalia dijo...

Solís.
He vuelto.
Cada entrada suya es perfectamente inteligible; lo que me desconcierta es su morosidad: cuando un libro me interesa, me lo leo de un tirón; si se trata de una telenovela, ya sé que al día siguiente tendré otra migajita del argumento; mis series preferidas de TV tienen cada semana una historia que me deja satisfecha hasta la siguiente.
Usted, amigo mío, me cuenta en cada post el inicio de algo que me gusta, me interesa, me pica la curiosidad, me concede esperanza de una historia y, cuando regreso, o bien no ha escrito absolutamente nada desde la última vez, o bien ha dado un giro al relato, de modo que me siento como en un laberinto del cual ni siquiera estoy segura de que usted conozca la salida.
Y, no es que me importe, sólo me impacienta. (con perdón: suyo es el blog, mío el espantoso defecto de querer las cosas que quiero lo antes posible).
Adriana debe entender que los besos cibernéticos y transatlánticos son recursos afectivos de lo menos peligroso.
Otra cosa sería que yo viviera en Santiago: le aseguro que, estando usted en paro y yo de baja médica, ya nos habríamos encontrado en algún café, a instancias mías, desde luego.
Un beso, a pesar de todo.

Solis dijo...

Eulalia:Querer las cosas de inmediato es una virtud ( o defecto, como usted quiera) que he ido dejando con el tiempo, precisamente por la angustia que me producía la espera. Le encuentro razón en lo del zigzagueo del relato, aunque no tanto, puesto que la historia, creo, va para donde quiero que vaya. Ahora bien, si usted lo juzga necesario puedo hacerle un resumen ejecutivo de lo que quiero escribir. Puede no ser algo interesante para usted, pero le asugor que para mi será una especie de exorcismo. Le prevengo, la historia es larga y termina con una redención minúscula.
Le agradezco su preocupación por mi mora, pero deberá entenderme. el estar en paro me pone agitado, sobre todo en buscar la fórmula para salir de él.
Un beso
Solís

Solis dijo...

Eulalia:
Cuando dije ASUGOR quise decir aseguro

Eulalia dijo...

Solís amigo,
Tómate tu tiempo, que para eso es el tuyo.
Mi pasión por las historias que me gustan tienen tanto que ver con el fondo como con la forma, de modo que un resumen no sería buena medicina.
Quería animarte a escribir con más constancia, simplemente.
Un beso otoñal, lluvioso, nocturno e insomne.

Solis dijo...

Queridísima Eulalia: Disculpe el dislate de llamarte de esa forma, pero su llamado a la constancia me hizo recordar aquellos pequeños empujones que recibía de pequeño ( y de más grande también). Y sobre todo hoy, que por acá es aún 7 de Noviembre y recuerdo a quien me impulsaba la constancia.
Gracias por tus palabras, espero te salves del insomnio y del otoño, que es dulce pero muerde al final del día.
Como diría Sabina,perdón por la tristeza.
Solís